viernes, 20 de noviembre de 2009

"A FIESTRA VALDEIRA" REPRESENTADA EN RIANXO EN 1935

Por Xesús Santos e Xosé Comoxo



En setembro de 1935, Rafael Dieste volve a Rianxo despois de rematar a súa experiencia na creación de Teatro de Títeres das Misións Pedagóxicas. Os amigos recíbeno con ledicia, e deseguido traman representar por primeira vez A Fiestra Valdeira, no local do señor Vicente. Os curmáns Castelao (“os Ínsua”), foron polas tabernas á busca dos “actores” que destacaran pola súa “fasquía mariñeira” (por dicilo doutro maneira: “segundo os seus caracteres”). Nos baixos da casa de Rafael fixeron as primeiras probas, e os que saíron ben delas quedaron de actores, e “os que non eran moi axeitados, que non tiñan axilidade para o oficio, quedaron de público. Pero quedáronse de público coa maior naturalidade, sen nengún resentimento”.

Alí estaban Manolo “Insua”, Balbina Rañó, Lola Romero, Ricardo Abuín, Alfonso Arcos, Benito Rial, Sócrates Piñeiro, Benito Ordóñez, Rogelio Bravo, Andrés Galbán, Francisco Ramos e Vicente Torres.

A representación resultou sorprendente. Tivo un éxito rotundo, pero, producíronse algúns pequenos conflitos entre mariñeiros e labregos, porque, segundo Rafael:


“vendo ós labregos, cando estaban a rentes de se rematar as entradas, os mariñeiros dicían: “Alto, Alto! Primeiro nos, que isto é unha comedia de mariñeiros, non é para labregos”


O mesmo A. Villar Ponte escribirá sobre esta cuestión meses despois:

“(...) Cuantos presenciaron la representación de la misma (entre ellos varios prestigiosos intelectuales y artistas) han salido complacidísimos. Este ensayo de teatro moderno les demostró cumplidamente las posibilidades de feliz éxito que una literatura escénica gallega y original es capaz de tener si se la apoya con entusiasmo y fe.

No sabemos por qué no se llevaron a la Prensa noticias de hecho señalado, que merece amplia divulgación. No sólo por lo que representa en sí, sino también (y hay que proclamarlo con orgullo) porque los que pusieron en escena “A fiestra valdeira” no han sido señoritos ni damiselas de villa; han sido gentes del pueblo; y el público que disfrutó y aplaudió tan bella obra de Dieste, público aldeano y marinero.

La lección no puede ser ni más simpática, ni más ejemplar, ni más consoladora. Mientras la cursilería mimética de las ciudades y villas gallegas pone en berlina a galanes y damas que interpretan zarzuelas, comedias y sainetes de otros climas morales con léxico flamenco, chulo o baturro, que les sienta lo mismo que a un Cristo un par de pistolas, esos muchachos de Rianxo abren un portillo de esperanza al verdadero arte teatral de nuestra tierra. Este camino recién abierto hay que continuarlo. Los esfuerzos de la juventud gallega que vienen consumiéndose estérilmente en ofrecernos como recreo del espíritu dramas de Pemán y zarzuelas de Chueca y de Guerrero hay que encauzarlos por derroteros más fecundos. Frente a ese teatro español decadente y lamentable, Galicia puede mostrar el suyo de traza europea y de esencias raciales.

El ejemplo de Rianxo debe cundir. Tan pronto como remita la fiebre electoral que nos consume esos mozos y mozas de aquel rincón mariñán que han tenido el bello gesto de brindarle a un público de marineros y aldeanos las primicias de una obra gallega de vanguardia fruto de un exquisito ingenio literario del país, deben venir a las ciudades a mostrarnos, como bandera de redención artística, “A fiestra valdeira”. Un programa hecho a base de tal obra y de la de Synge, verbigracia, ya traducida al gallego, que se intitula “Os cabaleiros do mar” sería algo sencillamente confortador.

Nosotros, al aplaudir a los muchachos de Rianxo que tal muestra de cultura artística han dado a los hombres de las ciudades gallegas, queremos estimularlos con estas palabras, escritas de prisa, para que piensen en visitar las principales urbes gallegas ofreciéndonos en ellas representaciones de teatro de las obras modernas que en Rianxo llevaron a las tablas.

(...) En Rianxo, mozos marineros y aldeanos, iniciaron la reconquista de nuestra propia espiritualidad. Es necesario alentarlos e imitarlos”


A esta representación seguiranlle outras.

Nos comezos de 1936, a Agrupación Artística de Rianxo, dirixida por Benito Rial, envíalle ao xornal El Pueblo Gallego, catro fotos da “farsilla” “El Avaro”, que estaban a representar; entre outros actores, figuran: “O Ballote”, Marcial Romero e Alfonso Arcos. O xornal, cando as publica, di o seguinte: “Galicia está en trance de ofrecer a España un auténtico teatro del pueblo”

A guerra civil tronza as ilusións do grupo. Algúns perden a vida...

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